miércoles, 12 de enero de 2011

Pisando tierra

¡Por fin camino y toco tierra! La ciudad a la que voy está entre 45min. y 1 hora del aeropuerto, así que tengo que buscarme algún medio, por lo poco que sé, sólo hay un autobús que sale desde el centro a unos 15min de donde estoy, pregunto a una mujer y le explico mi situación, me informa y saco las siguientes conclusiones, coger un taxi (20$) a la estación de bus y un bus (5$) al destino; coger un taxi al destino (80$). Por lo que me dice la mujer, aquí los taxis intentan sacarte el dinero como pueden y te dan vueltas innecesarias, contando que es probable que sólo haya un autobús y que este tarda algo más de una hora quizá dos. Mientras un hombre situado al lado de la mujer, me dice que él pasa cerca de mi destino pero que tiene que ir a recoger el coche pues viene la mujer de su hijo a recogerle, me llevaría si partiera directamente. Finalmente decido ir en taxi y cuando me dispongo a llamar a uno, el hombre se acerca y me dice que él me lleva, la mujer de al lado (que su hija había estado también de intercambio) bendice al hombre y, al igual que yo, le da mil gracias.

Tenemos un ameno paseo hasta la casa donde tiene este hombre el coche, hablamos de mis circunstancias, de toda la historia que ya sabéis, de la ciudad, de cómo están las cosas por aquí, etc. Al igual el trayecto hasta mi destino se hace ameno y no paramos de hablar en ningún momento, el hombre preocupado me lleva hasta la misma puerta y no se queda tranquilo hasta que llego al departamento de relaciones internacionales, intento pagarle la gasolina, pero lo niega rotundamente, pues sino, no sería su buena acción (mil gracias).

Cuando entro por la puerta en la primera planta me preguntan: “¿Alejandro?”; “¡Siiiiií!” respondo. Me habían estado esperando el día anterior hasta las 3 de la mañana (cuando supuestamente llegaba a las 22:30) claro que yo no sabía nada, me pudieron escribirme un e-mail, pero nada. Así que me acompaña para resolver los primeros contratiempos, buscamos al decano para conseguir las llaves de mi apartamento, buscamos un adaptador para los enchufes, que son diferentes, me acompaña a comer, etc.

Antes de seguir, ofreceré una ligera descripción de la residencia del campus, las casas están distribuidas de modo espacioso por un terreno verde y lleno de árboles y palmeras, son como conteiners de carga de los que llevan los barcos pero de ladrillo, para que os imaginéis un poco la forma, debido a una serie de huelgas hay trozos de palmeras por todo el suelo y el terreno está algo abandonado, para los que hayáis visto la serie de “Perdidos” (Lost) podría decirse que tiene el aspecto del campamento Dharma después de que haya pasado el humo negro. La ciudad está inmersa en verde, el tráfico dentro de lo caótico que puede ser es sin embargo tranquilo, cuando alguien se cruza (por la cara) el otro se detiene, no hay bocinas, ni gritos.

Llega mi compañero, de Canadá (no puede negar que parece francés), también estuvo esperando hasta las 3. Me comenta como funcionan las cosas por aquí, lleva 6 meses y me previene que aquí se improvisa todo y nunca sabré nada hasta que ocurra, como que seguramente comparta mi habitación con otra persona, veremos.

Así que nos vamos a tomar una cerveza (al único sitio que parece existir) eso sí la cerveza 1,25$, no está mal. Fin del día.





1 comentario :

  1. veo que dios te esta acogiendo en puerto rico, porque mejor imposible, hotel gratis, vuelo 1º clase gratis, transporte gratis, leches, ya solo falta que te hubieran puesto una compañera de cuerto tremenda... estoy deseando seguir leyendo tus aventuras.

    P.D: Un saludo.

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