sábado, 8 de enero de 2011

Camino a Madrid

Hoy el día se torna brillante, como si fuera mostrado por vez primera, los edificios y el paisaje de lo de siempre, de donde he vivido se mostraban como si jamás lo hubiera visto, una plaza de toros por aquí, un campo de fútbol, mientras resonaban las siguientes palabras "quedate con esto, que el lo más bello, La Costa del Sol". Mientras el reloj de la cuenta atrás sonaba más fuerte, haciendo consciente la hora de partir. Un hasta luego con la diferencia de los kilómetros, el sueño que se materializa y del que queda menos.

En un viaje ameno, sin vaivenes, de una velocidad de un pestañeo ya en Madrid, llueve, la ciudad se torna pintoresca, con sus personajes en el metro y las vidas que se cruzan sin sentido, al menos, eso parece. La carga de una maleta que parece susurrar a mis espaldas "la aventura acaba de empezar, te acompañaré" y es como aliviar la carga. Ya me acompaño hacia Santiago, ahora en un nuevo rumbo, mi mano se torna en busca de un boligrafo, algo cercano que dicta los pasos y muestra más tarde gracias a que ya no hay fronteras, mis huellas en internert, para acercar y hacer saber a todos que el camino marcha bien...

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