miércoles, 12 de enero de 2011

Mañana mañanita

Dormí como un niño pequeño en una cuna de almohadones (lo último es cierto), pero bastante poco, me desperté a las 4, ducha, café en la habitación (ya comprobaré si me lo cobran), y Go to airport! El “amigo” que me llevaba era muy simpático también, hablando de fútbol, de dónde era y tal, aunque su presentación fue un poco cómica “hello sir, that wiill be 10 dolars!” (hola señor, esto serán 10 dolares) extrañado le pregunté que pensé que era gratis, a lo que me responde “no sir, that’s the tip, do you know “tip?” (tip es propina y sabía lo que significaba, en la cena aprendí que es obligatorio dejar el 15% de propina) a lo que le respondí que no sabía de que me hablaba, pero finalmente le dije que bromeaba. Después de la cháchara y que me dejara en el avión se me quedó mirando esperando a la propina, fue muy gracioso, pues yo ya lo tenía preparado y aunque me parecía excesivo 10 dólares, no tenía cambio y total, el hotel me había salido gratis, cuando se lo dí, el colega me dio un (varios) abrazos en plan rapero americano, y me dijo que esperaba verme a la vuelta, dentro de 6 meses, quién sabe, había hecho me buena acción.

Otra vez en el aeropuerto de un lado a otro y pasar por aduanas, controles de seguridad y revisiones, puf, será para bien… tenía que resolver lo del billete así que lo primero que encontré al entrar “como por arte de magia” el recibidor de la compañía, vi un hombre que estaba disponible, así que me dispuse a preguntarle aunque ponía “sólo para empleados” le pregunté si podría ayudarme y que el día anterior me cambiaron el vuelo, le di la información (carta de disculpas de la compañía donde aparecía el vuelo de hoy) realmente no me dijo ni una palabra, me miró, cogió todo, pasó entre 20 minutos y media hora pulsando de vez en cuando alguna tecla (algo desesperante pues no me decía nada, ni me dijo) y finalmente me entregó el billete. Directo al embarque, con una compañía diferente, vuelta a la aventura, me atendió un puertorriqueño, que me preguntó que había pasado con la otra compañía, ya sabéis la historia, a lo que me contestó; “tienes un billete en primera clase”, jo, jo, jo… no me lo podía creer, si Dios existe, me tiene que querer… ¡Gracias!! (y lo digo por lo que viene…) o sea, que soy de los primeros en entrar en el avión, asientos de lujo, anchos, con espacio, con piernas estiraditas, y desayunazo incluido, vamos como si fuera el almuerzo. Plena atención… , es más, casi todos (por no decir todos) van con camisa, excepto yo, que voy con una camiseta que dice “Universidad de Salamanca” (y sí, llevo dos días con ella). Bueno, os seguiré contando cositas.

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