miércoles, 29 de febrero de 2012

Pasos errantes


Ya abandoné la isla con una gran experiencia en mi interior. Aire fresco, tiempo para pensar y paisajes por disfrutar. Contemplación en estado puro y una pizca de emociones. Más amistad forjada. Disfrutando la vida con una mochila a mis espaldas. Sintiéndome libre por unos momentos. Vuelvo a la ciudad donde las obligaciones me esperan, pero esta vez, apreciando de nuevo el suelo al que piso y el sol que me alumbra. Saliendo de cuatro paredes, disfrutando del pasar del tiempo. Un suspiro, un aliento recuperado para coger como siempre un impulso más grande, pensando que nuevas aventuras me pueden esperar. Dejando la tierra firme, para volar otra vez a nuevas aventuras. Ya deja de ser una casualidad, a ser un hábito, una chispa que necesita impulsar las venas, un granito de emoción por ver nuevos lugares, por desplazarme, por retos a los que enfrentarme, por subir montañas, por dejarlas atrás como si llanuras se trataran. La vida es  dura, llena de obstáculos, complicada… puede ser, a veces todo eso lo generamos nosotros, pero el día que no sea así, será que no hay chispa que hay sueño eterno, es necesario un poquito de emoción y mucha pasión en lo que se hace para continuar el rumbo, disfrutando de los obstáculos entre saltos de alegría, levantándote después de caer y ver que el mundo continúa, porque no hay golpe suficientemente fuerte del que no nos podamos levantar y seguir disfrutando de cada momento.

Los pasos errantes continúan, guiados por el destino, guiados por las decisiones tomadas, con un pasado recorrido, con un futuro aparente por determinar.

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